Reino de los Mallos
Ayerbe y el Reino de los Mallos: umbral del Pirineo Aragonés
El Reino de los Mallos es un pequeño paraíso natural, afortunadamente casi virgen, enclavado en la comarca de la Hoya de Huesca. Este extraordinario rincón de la Península Ibérica sorprende a todos sus visitantes por los innumerables tesoros naturales y culturales que posee.
Debe su nombre de “reino” a la circunstancia histórica que se produjo a comienzos del siglo XII: al morir el rey Pedro I de Aragón (1104) y sucederle su hermano Alfonso I en el trono, la viuda, la reina Berta, sigue haciendo ejercicio real en aquellos lugares con que su esposo la dotó en su matrimonio (1097). Parece ser que el carácter de la dama y la real gracia del nuevo monarca posibilitaron la gestión autónoma de este territorio al menos hasta el año 1111.
En cuanto al término “mallo” es como en Aragón denominamos a las “piedras altas y erectas” o a las “rocas cilíndricas, altas y muy escarpadas” aunque a veces se utilice para referirse a “escarpes rocosos verticales” de naturalezas geológicas bien distintas. Estas formaciones son las que dominan nuestro paisaje y lo singularizan.
Esta tierra fronteriza y de contrastes guarda impresionantes escenarios donde el cincel del tiempo y del hombre ha dejado huellas monumentales de primer orden, citaremos entre los primeros: las Sierras de Santo Domingo, Loarre, Caballera y Guara; los mallos de Riglos, Murillo y Agüero; las foces de Escalete y Salinas o el mismo río Gállego y su cañón; y entre los segundos: los monasterios de San Juan de la Peña, el Castillo de Loarre, la Colegiata de Bolea, el Palacio de Ayerbe, las iglesias de Agüero, Murillo de Gállego, Concilio, etc, o las torres de San Pedro y del Reloj de Ayerbe.
Un territorio este, colmado de posibilidades y de realidades para el desarrollo de actividades turísticas, culturales, educativas, deportivas, lúdicas o de ocio.